lunes, 4 de abril de 2011

Rollitos de Navidad vol.III: (Muiné, Vietnam)

Decidimos abandonar la agobiante y poluta Saigón para tomar toda la vitamina D en Mui né una zona de costa un poco más al norte alrededor de 200km desde Ho Chi Minh.
Así pues, millonarios de nosotros(no vayan a pensar que soy una pretenciosa, simplemente que cuando cambiamos de divisa rozamos el rango de millonarios), contratamos un conductor para que nos llevara hasta allí. Hu ling (o entre nosotros Julín) era un personaje vietnamita muy particular, a penas hablaba inglés pero tenía un gusto musical de lo más acertado. Nos indicó que tardaríamos unas cuatro horas. Al principio, pensábamos que bromeaba ya que, la distancia no era tal y sin embargo, a medida que nos adentrábamos en la carretera pudimos comprobar cuánta razón tenía.
Motos y más motos, camiones y coches en un debate existencial por llegar a puerto sin lamentar heridos. Lo sorprendente de la hazaña, no son ni la destreza que tienen los vietnamitas para conducir ni el número imposible de motos que circulaban sino que en esos caminos impenetrables, había puestos de peajes. El sistema comunista: todo para todos pero con los millones por delante.
Mui né: El mar de china con acento vietnamita
¿Dónde alojarse?
Hotel Resort Little Muiné
No esperen un hotel con lujos pero sí unas cabañas a pie de playa muy simpáticas. Atención correcta. Masajes espectaculares gracias a mujeres emprendedoras nada más cruzar la frontera del hotel con la costa...
Además, si no está satisfecho siempre puede animarse con estos patos que parece que se ganan algún sueldo haciendo carantoñas a los guiris...
Tras un día y medio practicando la NADA, ejercicio complejo que requiere de una concentración extrema se acercó la última noche del año y con ella, una cena sabrosa pero con fiesta escasa por no decir ausente para despedir el 2010 y saludar al 2011...  
 A la mañana siguiente, teníamos que hacer algo de provecho: seguir tumbados en la playa. Más tarde, Julín nos llevaría de excursión en su espectacular bólido a ritmo de Mambo Italiano y demás reseñas históricas musicales. La primera parada: Red Sand Dunes o en español casto, las dunas rojas...
Red sand dunes

 Ya empezábamos a sentirnos como en el Sáhara...como siempre, dejando huella allá dónde vamos
Red Dunes

Por el camino, emulando a Elvis y sin dejar de mirar por la ventana nos fuimos topando con parajes muy originales...
Camino dunas blancas

 
 
Y de pronto, llegamos al mismísimo desierto: Las dunas blancas, white dunes
White dunes



 El paisaje que abraza a las dunas es impresionante. Además, en la casita derruida que hay justo al inicio de las dunas, hay un mono bien simpático con el que empatizamos enseguida...


Tras nuestra larga expedición al Sáhara Vietnamita, nos sentamos de nuevo en el coche rumbo al puerto pesquero, Phan Thiet Harbor de Muiné...

Phan Thiet Harbor


La mayoría de los habitantes de Muiné vive de la pesca. Una práctica bastante descontrolada y he decir, bastante nociva para el mar en el sentido de que carecen de recursos y atacan indiscriminadamente a todo tipo de seres vivos. Después sólo escogen los peces que creen que sirven y el resto, son sometidos a una eutanasia colectiva a escasos pies del agua. Una muerte bastante cruel y masiva. Resulta increíble que nadie se haya parado a enseñar a estos hombres a sacar mayor rendimiento a sus esfuerzos sin tener que esquilmar todo cuanto les rodea.
Sin embargo, siempre que se viaja a este tipo de lugares se ha de estar preparado para encontrar todo lo imaginable y más. A pesar de esta impresión desalentadora, nos topamos con tres niñas que trataban de vender conchas, llaveros y joyas a los turistas que visitaban la zona.
Para mi sorpresa, las niñas eran las únicas vietnamitas que hablaban perfectamente inglés y ante esta novedad, me puse a hablar con ellas. Todos nos animamos a conversar con ellas. Nos contaron que su inglés se debía a que iban a una escuela pública y gratuita (apunten esto porque en Vietnam la educación es privada). Al oir esto seguí fascinada por las niñas y nos sentamos con ellas. La escuela la habían fundado unos suecos (benditos suecos, no hablan mucho pero tienen un corazón igual de grande que su país) y está basada en una educación básica pero toda en inglés. El acceso a la escuela, uniformes y libros es gratuito. 
No pueden imaginar, la ilusión que irradiaba cuando oía a las niñas contarme todo aquello y que querían ser guías turísticas, que les dijéramos palabras en español para aprender...Estos son los detalles que hacen mis viajes distintos, supongo.

Tras este fascinante encuentro, regresamos a casa y hasta el día siguiente.

Un sitio que creo que caracteriza a Muiné a parte de sus playas, es el templo o pagoda de Nguyen Thong. Su estado de dejadez, le da un cierto toque exótico y atractivo. 
Templo Nguyen Thong

Parte femenina de Budha
Me resulta curioso a la par que fascinante el hecho de que en Vietnam la parte femenina de Budha sea altamente valorada y venerada. A mí particularmente, me produjo una sensación especial y desde el primer día, decidí añadir a mi colección de Budhas, a la mujer, la grande pero, la aventura de cómo la encontré, la envolví y demás es una historia que contaré en siguientes entregas. 




En la parte de atrás del templo, se esconden las Thap Poshanu Towers y el castillo del príncipe. Se trata de restos arqueológicos del vago recuerdo francés de Vietnam. En 1911 un príncipe francés y el Duque de Montspensier llegaron a Phan Thiet para viajar y cazar. El príncipe pronto se enamoró de la zona y decidió hacerse con un trozo de aquella tierra tan espectacular. Se construyó una villa. El área total era de 536 metros cuadrados divididos en 13 habitaciones. Para aumentar el ego del príncipe, su palacio o villa, fue construido al lado de las torres más emblemáticas de Phan Thiet, las torres Thap Poshanu. Desde entonces, esta zonas de ruinas y de piedras que rebosan arrogancia es conocida como los dominios del príncipe francés.


Y hasta aquí un nuevo rollito, una nueva entrada...seguiremos informando

No hay comentarios:

Publicar un comentario