Inédito...¿cómo calificar un hecho como inédito? Según el diccionario: "Se aplica a aquella obra que no ha sido nunca publicada o dada a conocer al público..." Entonces, si me permiten la osadía, Andrés debería cambiar su apellido de Iniesta por inédito. Nadie le ha tenido en cuenta, todos los rivales han aprovechado la confusión de los partidos, de los momentos en los que el árbitro era miope, para aplastarle, empujarle e incluso despistarle psicológicamente. Iniesta es como esa canción que se guarda un cantautor para que alguien la descubra revolviendo entre sus cosas, cuando ya esté muerto, cuando casi no se acuerden de sus letras. En ese instante, resurgen esos acordes, esa melodía perfecta que emociona a medio mundo. Andrés ha conseguido la gloria en todo en su esplendor, con venti y pocos años ha logrado un palmarés que ni el mismísimo Messi, creo que peco de pretenciosa al señalarle como inédito, inaudito, insólito...Iniesta. Este chico tiene un don para hacer fútbol, espectáculo, magia...una cualidad al alcance de muy pocos. Creo que Andrés, es un regalo y un orgullo para nuestro país, lástima que el público no sea consciente de que a pesar de no estar tatuado, de no llevar tres mil piercings ni en su mano a una rubia espectacular, él es destino del balón. Desde aquí, a pesar de que mi orgullo madridista me esté rogando que no lo haga, me arrodillo ante tal inteligencia de juego, ante tanta humildad y ante tus lágrimas de campeón. Iniesta que tu halo se conserve por mucho tiempo y te conceda el aplauso del mundo.
Ahora analicemos el partido más fríamente. Siempre he defendido a dos de los personajes más influyentes que han tenido el honor de sudar la camiseta vikinga: Sneijder y Robben. La que ha criticado sin descanso la decisión del señor Pérez de desterrarlos del Bernabeu he sido yo. Pero cual fue mi sorpresa, cuando ayer descubrí que ambos habían sido capaces de vender su filosofía por un minuto de gloria. Lo que vi me decepcionó igual que cuando Zidane perdió los nervios con aquel cabezazo tan famoso. Adquirir un pedestal en mi exigente y dinámica lista de jugadores no es camino de rosas y ayer, estos dos naranjones fueron destronados exclusivamente por su egocentrismo.
He visto como Sneijder fue rastrero, faltón cual mafioso siciliano y eso que juega en el grandioso Inter. Parece ser que su estancia en el paese del catenaccio le ha causado estragos. Sin embargo, no estaba il mister Mourinho para apoyarle y todos los españoles, sobre todo madridistas, veíamos como un mito se desvanecía entre tarjetas amarillas, penalties olvidados, y patadas de desesperación...
Después Robben, que había decido jugar al hippie cual beattle para dialogar entre tanta violencia mientras que, en cuanto el árbitro se daba la vuelta, era el primero en atestar golpes a la "roja" y fingir un dolor inhumano en sus piernecitas de desecho. Digo desecho y eso que detesto dirigirme así a nadie pero, cuando no eres capaz de asimilar tus límites y crees que tu nombre y tu ego superan cualquier moralidad sólo puedes sumirte al carro de los mediocres y efectivamente, ser desechable.
¿Qué hubiera pasado si la final hubiera sido Alemania-España? El resultado el mismo pero la actuación absolutamente distinta, porque los alemanes han sido el único país que ha sabido sobrellevar nuestra superioridad y a pesar de ello, no se dieron por vencidos y fueron fieles a cada uno de sus pilares y nos hicieron disfrutar y su derrota es mucho más digna que jugar una final a base de embestidas. Desde aquí quiero felicitar a esa joven promesa que se llama Alemania y que estoy segura, de que algún día, podrán jugar finales junto a nosotros. Un aplauso por llevar con honor esa medalla de bronce que tanto se merecen. ¡Larga vida a Alemania!
Creo que no tengo ninguna palabra de aliento para la naranja mecánica. Ya no es más mecánica sino sangrienta y desalmada. Jugar así al fútbol debería ser pecado mortal. Lo siento. pero el infierno del subcampeón no ardió lo suficiente para ser condescendiente con su budú "made in Netherlands". El entrenador se justifica bajo nervios, gestos dignos de Maradona, al tirar su medalla de plata...En fin, supongo que un día pésimo lo tiene cualquiera. Como diría el signore Mourinho: "Mi dispiace ma non siete arrivati..."
Todavía recuerdo, con nueve años, como un jovencísimo Casillas se montaba en el carro de Sanitas para celebrar su primera liga con el Madrid. Les dejo que me llamen romántica pero desde ese día, supe que este cancerbero me iba a dibujar una sonrisa permanente. Jamás mi ingenua ambición miró más allá del Real Madrid, y una vez más, él ha sorprendido mis expectativas dentro y fuera del campo. Porque los dioses han sido creados a nuestra imagen y semejanza, Iker Casillas es la viva réplica de un joven emprendedor que sufre, ríe y hasta se enamora.
Y si hubiera alguna religión que beatificase a gente como él, como Iniesta, como esta selección, no duden que yo sería la más fiel practicante.
Y cuando mis arrugas ya no puedan más, les susurraré a mis nietos que sudé la camiseta del mundial con esos genios del fútbol. Porque desde un bar en Mallorca, en un rincón casi olvidado, grité, salté y me alié con el diablo para que los sueños de esa noche se hicieran realidad. No puedo si no darles las gracias a todos y cada uno de los jugadores que componen este equipo por regalarnos un pedacito de la historia, nuestra historia, la tuya, la mía...
Ahora ya sé de dónde vengo, de una selección que es fiel a su juego y que valora la amistad por encima de todo y que, además hace lo que le gusta, persigue sus sueños sin lamentarse de la derrota. Yo soy de ese país, de ningún otro. Si eso es España, entonces, soy demasiado nacionalista porque soy hipermegaultrasuperespañola.
Señores, porque esto es...África : ¡ CAMPEONES DEL MUNDO 2010!
