sábado, 16 de octubre de 2010

CRÓNICAS DE ESCANDINAVIA(Volumen III): Kiruna, Laponia

Cuando hablamos del círculo polar nuestra voz, sin quererlo, se ralentiza, se congela y lo susurra lejano... Inalcanzable. Gracias al capricho soberano del destino, mis pies han cruzado esa línea gélida imaginaria y he podido corroborar que hay vida "al otro lado".
Nunca me había interesado ni los iglús, ni los esquimales, ni los renos...Demasiado frío, demasiada precariedad, un ecosistema en demasía. Y, ¿qué esperan? ¿que les mienta? ¿que les diga que vaya desilusión?¿que como en España en ningún sitio? Me van a tener que disculpar el descaro pero, Laponia me ha fascinado y aprovecho mi espacio para recomendarla sin duda, eso sí con gorrito y guantes aunque ellos digan que están en verano. Tengan en cuenta que los seres humanos siempre añoramos lo que se nos ha negado, y como no, los lapones fingen estar "estivando" cuando unos rayitos de sol les queman sus arias caras.
La conquista de Escandinava continuaba, y para tener el control absoluto, es necesario entablar una tregua con "Los Samis" así que, como no nos asustaba lo más mínimo, cogimos un avión desde Estocolmo rumbo a Kiruna.
Kiruna, el escenario bélico de la novela sueca. La capital de los desterrados, de los expratiados asiáticos, de los rusos anticomunistas, de los extremistas en todo el explendor de la palabra. Habíamos leído en las guías que se trataba de la ciudad más grande de Suecia en la Laponia. Grande puede resultar un adjetivo bastante subjetivo en estas latitudes norteñas. Podríamos decir, en el sistema métrico nacional, que Kiruna no es mucho más grande que mi querido pueblo Montánchez y presenta menos servicios públicos que Cercedilla, lugar de ocio para mi familia en la sierra madrileña. Juzguen ustedes mismos, comprénse un conversor de medidas antes de embarcarse en ninguna aventura porque un contratiempo de este calibre puede sumirle en una decepción que, por estos lares, puede complicarse hasta diagnosticarse como crónica.
Cuando fotografías esas carreteras planas, solitarias, y caminas y caminas y a penas ves casas es cuando comprendes que los nativos del lugar se hayan convertido en "bestseller" literarios, porque es el lugar idílico para inventarse o no, asesinatos, sectas y sobre todo, encontrarte tu máquina de escribir y tú. El silencio duele en Kiruna, te atraviesa como un témpano de hielo.
Pero dejemos de quebrarles la cabeza con pensamientos desagradables.
Escribo para valorar positivamente Escandinavia y resulta que, me he olvidado de contarles qué hay allí para que esté pensando en regresar en invierno.
Olviden por un instante que están en tierra de nadie y déjense abrazar por la naturaleza que les recibe con la mejor de sus sonrisas.
Nuestro hotel, "Ice Hotel", estaba derretido por supuesto, así que nos hospedamos en las cabañas de verano que ofrece el resort. Pedimos una cabaña con ventanales enormes sobre el techo, con la corrupta intención, de quedarnos con la Aurora Boreal para nosotras solas. Y como cualquier pecado, fue castigado, con luz solar desde a penas las doce de la noche y casi ninguna luz del norte que avistar. Tuvimos que utilizar estos antifaces tan "demodé" que te proporciona Iberia en sus viajer transatlánticos. Gracias a la generosidad de la aerolínea, pudimos conciliar el sueño.
DÍA 1:
Visita cultural a lo que se supone que es la ciudad más grande de la Laponia sueca, era un perderse entre tanta multitud que no sé si seré capaz de describiros tanta abundancia.
Nuestro taxista particular (servicio que ofrece gratuitamente el Ice Hotel) nos dejó en la explanada de la catedral "Sami".
A pesar de mi fobia a las iglesias y construcciones religiosas, me dije: "Carmen ya que estás aquí, entra". De estos impulsos con los que te chantajea el corazón, por eso de la morriña tardía, que te invade cuando las vacaciones se acaban...

Y, ¡qué curioso es el destino! allí nos encontramos a un colombiano de Pereira, de donde también es un buen amigo mío, Yecidr se hacía llamar. Había conquistado el Cabo Norte desde Italia en tren. Aquí les adjunto las lindas palabras con las que nos deleitó en una postal que aún conservo: "El día 16 de Agosto, logré conquistar desde Italia en tren, el Cabo Norte y es grato compartir con ustedes esta meta. Con ustedes desde Colombia, un amigo más..."

Como nunca nadie sabe lo que la suerte le depara, es mejor dibujar huellas junto a amigos que te trasmiten este tipo de energías y engrandecen un poco el alma. 
Después, las necesidades fisiológicas tenían que ser saciadas así pues, nos dirigimos al único restaurante que nos ofrecía bocado. Lo recomiendo, el cocinero es Yugoslavo y la cocción de la pasta rozaba la perfección italiana. 


DÍA 2:
-Paseo en canoa a lo largo del río Torneälven
La apuesta segura en Kiruna son las actividades relacionadas con la naturaleza. Y como a nosotras otra cosa no, pero lo que es mimetizarnos con ella nos fascina. Así pues, arropadas con las mejores equipaciones de invierno, fingimos ser expertas en esto de la canoa. 

A pesar de ciertos fallos técnicos, logramos pisar tierra virgen y firmar con nuestro nombre la verde alfombra que cubría cualquier rincón donde nuestros ojos mirasen. 
Tras un "fika" sueco, retomamos el camino de regreso, remo a remo...Y en la mitad de la inmensidad, unos patos vinieron a saludarnos...


-Paseo hasta la iglesia Sami
No sé si han leido los libros de la señora Asa Larsson, pero el decorado es la ciudad de Kiruna así que, la iglesia en la que tanto matan y tanta sangre se derrama es esta:

-Fábrica de hielo y Icebar Kiruna
Como todavía eran las cuatro de la tarde y, tampoco teníamos nada mejor que hacer, decidimos sumergirnos en la mina del hielo de Kiruna.Cien coronas suecas por cabeza para saber cómo construyen el hotel de hielo,experimentar una borrachera en un iglú en una entrada de todo-incluido... 


DÍA 3:
-Abisko parque nacional
Se trata de una reserva natural a escasos kilómetros de la frontera con Noruega. Sus dominios comienzan en el lago Torne träsk, uno de los más grandes de Suecia, y se extiende aproximadamente 15 kilómetros al suroeste. Un detalle más, y me callo: está a 195 km del círculo polar artíco...¡Casi nada! ¿eh?
http://maps.google.es/maps?hl=es&biw=1280&bih=595&q=abisko%20national%20park&um=1&ie=UTF-8&sa=N&tab=wl 


Y ahora sí, me dejo de definiciones y me dedico a lo que se me da realmente bien: aburrirles con mis crónicas. El agua de este lugar me parece digno de mencionar y como no, de mostrar. Voilà...


 La excursión consiste en bordear el río Abiskojåkka y observar el paisaje. Primero, paramos a comer (bueno el conductor sueco que casi nos arranca un brazo) porque eran ya las doce y a él se le pasaba la hora. Un buffé estilo sueco con sopita, pollo y panes que no saben a nada, en el único hotel que hay dentro de la reserva. Allí tengo que decir que mi búsqueda de Clark* había finalizado, sus rizos imposibles me conquistaron. Pero lo nuestro no ha podido ser, no puedo vivir a más de 200 km después del círculo polar, mi sangre española se congelaría. 
Y tras esta parada de repostaje...Agua y agua y agua y agua...





DÍA 4:
La monotonía te persigue en Kiruna, te acecha sigilosamente y te encuentra. Ya lo creo y entonces, todo comienza a parecerte igual, frío, horrible, agobiante... Así que,queríamos innovar, reprochar a los Lapones y, decidimos alquilar un coche. Nos fiamos de las recomendaciones de la señora de la recepción y el resultado fue sublime:

-Nykalopta: un rinconcito perdido más al norte de Kiruna. Está tan alejado de todo que el paisaje resulta egoísta pero impresionante. Allí se encuentra el centro cultural Sami pero, sinceramente, a mí eso me importa lo más mínimo. Lo que es digno de guardar en la retina son las montañas, el cielo, el agua...esa naturaleza devastadora.


Y de regreso, ya nos lo habían advertido, unos renos juguetones decidieron cruzarse en nuestros caminos. Más de cien kilómetros conduciendo a paso de tortuga para que el resultado fuera este:





-Vintaggi: Granja de Alces
Nos habíamos sentido Féliz Rodríguez de la Fuente por tanto, necesitábamos descargar la adrenalina que habíamos activado pero que, como los renos se cansaron de nosotros demasiado pronto, estaba ahí todavía intacta. Entonces, con nuestro golf de alquiler nos dirigimos a Vintaggi, con el horario un poco justo, para compartir un café con los Alces. Tuvimos que sobornar al carpintero para que nos enseñara a los animales porque, como no, ya estaba cerrado (y sólo eran las cinco de la tarde). 
Y hasta aquí una nueva crónica escandinava...Pero, no desesperen todavía quedan muchas más...Esto NO es todo amigos...






4 comentarios:

  1. Que bfonito todo ... pero tenéis unas caras de frío ...
    Bsos.

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  2. hola Carmensita, voy a viajar a Kiruna y quisiera hacerte unas preguntas ¿tienes un email? gracias!

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  3. hola Carmensita, voy a viajar a Kiruna y quisiera hacerte unas preguntas ¿tienes un email? gracias!

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