domingo, 23 de mayo de 2010

LOS AMANTES DEL CÍRCULO POLAR

Hasta ahora había vivido en la Ucronía. La trama de mi vida se había conjugado, a partir del pasado, en un constante condicional que no terminaba de describir el porvenir.Siempre he tratado de especular sobre realidades alternativas a mi existencia. Supongo que mi madre me enseñó a tener miedo a la mediocridad.
Pero hasta este instante, había buscado en el diccionario que el sinónimo de temer era escuchar a un fulanito de tal decirte que los sueños nunca se cumplen y que las cosas suceden porque un "Dios" todopoderoso te maldijo el mismo día que pisaste este mundo. Y todavía pronuncio mal el futuro del verbo emprender.
Lo primero que quise fue marcharme bien lejos. ¿Suecia? Vi que la vida me guiñaba un ojo. Borrar las huellas de la resignación con nieve es la mejor evasiva de lo común, lo políticamente correcto, lo bien visto, lo más cool. Decepcionar a mis hábitos. Recordarle al alma que soñar no es un chantaje del corazón.
Mi ingenuidad es tan insolente que todavía tiene fuerzas para seguir buscando encuentros y desencantos con unos cuantos, sólo por demostrarme que hay vida más allá, que dormir tranquilo por las noches es legal y que el soez vivirá bajo la sombra monárquica del egoismo. Ser típico no va conmigo. Desde ahora no dejaré de sorprenderme.
Les doy la cálida bienvenida a mi pequeño espacio, pónganse cómodos. ¡Cómo si estuvieran en su casa!

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