jueves, 9 de diciembre de 2010

Impotencia...

Seoñores, un año más el Camp Nou se ha mofado de nosotros. Me he sentido humillada por esos locos bajitos, una vez más. Lo que más me sorprende es el análisis de los periódicos deportivos. En vez de exhaltar tanto el juego del Barcelona, sublime, no lo discuto, a penas señalan lo mediocre que ha sido el Madrid. A pesar de que mi corazón sea merengue, mucho antes de que empezara a latir, este no es mi equipo.
No voy a dejar de seguir los partidos, porque el fútbol es mi anexo de por vida. Sin embargo, como cuando alguien te decepciona, los veré sin ganas y sin ninguna expectativa. Millones de euros invertidos en un proyecto inviable. Millones de críticas recibidas para sucumbir ante los mismos ojos, ante el dedo del césar catalán. Y ahora, como aficionada y abonada del Madrid que soy...¿Cómo me va a devolver Florentino las ilusiones que he depositado en este proyecto? Quizás, a muchas les sirva el cambio de dorsal del tal Cristiano pero, ambiciosa de mí, extraño aquellos años en los que el número 7 era el delantero más temido de Europa. Aquellos tiempos en los que el Madrid era una de las "glorias deportivas que pasean por España". El de Madeira, y perdonen la alevosía, no es digno de portar ese número. Ese número es el Santo Grial del Bernabeu y me parece increíble que hayamos asumido como correcta esta decisión del mafioso Pérez.
Hagamos memoria. El número 7 lo ha llevado Raymon Koppa allá por el año 56, y cuando mi madre abrió los ojos un gallego apellidado Amaro portaba el 7 con orgullo...hace falta también que recuerde por qué en el Bernabeu, cada partido, en el minuto 7 se grita: "Illa, illa, illa...Juanito MARAVILLA"? Puedo continuar, uno de los nombres que forman parte del Floren-team también llevó el 7. Emilio, no sé cómo te has dejado convencer por esta panda de mafiosos. Y por último, al que hemos dejado irse por la puerta de atrás, al enorme y el que ha hecho que ame al Real Madrid: Raúl. 
Hemos olvidado nuestros pilares por un par de camisetas de la talla S para niñas que fingen saber de fútbol, hemos sucumbido al mercado y lo que es peor, hemos atendido las sugerencias del presidente de Marca y nos ha manejado como marionetas. Somos un producto y ya no somos el club de ningún siglo, somos la sombra de una leyenda en peligro de extinción...







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